Una de las piedras angulares del consumo responsable aplicado a la alimentación es evitar el desperdicio de alimentos. Existen varias aplicaciones online que combaten el desperdicio de alimentos conectando de forma sencilla a consumidores con comerciantes y restauradores, permitiéndoles vender productos antes de que se estropeen y haya que tirarlos o incluso productos con defectos estéticos, a bajo precio.
La más conocida es sin duda Too Good To Go, donde se pueden comprar lotes de productos no vendidos, próximos a caducar o con defectos estéticos, procedentes de supermercados, tiendas de ultramarinos, fruterías, restaurantes, bares, panaderías, etc. Además de vender estos productos a bajo precio, también existe la posibilidad de donarlos a organizaciones y asociaciones sin ánimo de lucro, como hace también Regusto.
Una aplicación algo diferente con respecto a las anteriores es Best Before que aprovecha las cualidades multitáctiles de la pantalla del teléfono y los avances gráficos y de las cámaras, para proporcionar un sistema inteligente, visual e intuitivo de controlar la caducidad de cada alimento. La aplicación permite tomar una fotografía del producto e introducir sus datos de vida útil. Después, nos mostrará el listado de productos en un diseño visual, de tal manera que primero aparecerán los más próximos en caduca, con un código de colores donde rojo es «a punto de caducar»; amarillo, «en plazo medio»; y verde, «lejos de la caducidad».
Otra marca comprometida con la producción sostenible y responsable de alimentos es Meatless, que vende hamburguesas, carne picada, albóndigas y salchichas vegetales con un sabor increíblemente parecido al de la carne. Los alimentos de origen vegetal no sólo protegen y fomentan el bienestar de los animales, sino también el de los seres humanos y el medio ambiente. Estos productos son una excelente fuente de proteínas sin colesterol y su producción requiere mucha menos agua, tierra y energía que las hamburguesas de carne tradicionales y tiene un 90% menos de emisiones de gases.
Los frailes capuchinos de España han impulsado un proyecto basado en la idea de una economía local, ética y respetuosa con los derechos humanos. El proyecto se denomina Huerto Hermana Tierra y contempla la utilización de un gran huerto de dos hectáreas, abandonado desde hace más de 25 años, para el cultivo sostenible. Este es también un espacio de formación y prácticas en agricultura ecológica para inmigrantes y personas con dificultades personales y sociales, a las que se les garantizan unas condiciones económicas y humanas dignas y la adquisición de conocimientos y habilidades que mejoren su empleabilidad.
Otro proyecto es Alimentación sin desperdicio una plataforma que nace del deseo de evitar el desperdicio de alimentos y valorar el trabajo de los pequeños productores locales ya que en España se desperdician cada año 7,7 millones de toneladas de alimentos. A esta plataforma se pueden adherir empresas productoras, distribuidoras e incluso grandes cadenas dispuestas a ofrecer productos ‘feos’. Un operador destacado dentro de esta plataforma es Takual, que comercializa frutas y verduras de temporada que serían desechadas del proceso de distribución por defectos estéticos y las revende a bajo precio enviando directamente las cajas (pequeña, mediana o grande) al domicilio del cliente, que puede personalizar su compra (fruta, verdura o ambas) excluyendo lo que no desee.
Algunas empresas se comprometen a donar parte de los beneficios (en el caso de la industria alimentaria, además los productos sobrantes) para apoyar buenas causas y reducir el desperdicio de alimentos, al tiempo que apoyan a personas desfavorecidas económica y socialmente.
Un buen ejemplo de marca socialmente comprometida es Brewgooder, fundada por Adam y James en 2016. Brewgooder dona el 100% de sus beneficios a organizaciones benéficas. Su misión es garantizar el acceso al agua potable al mayor número de personas posible. Solo entre 2016 y 2018, vendieron 750.000 Clean Water Lagers, consiguiendo así donar casi 50.000 libras a organizaciones benéficas. Estas donaciones han ayudado a financiar varios proyectos, gracias a los cuales 40.000 personas han podido tener un mejor acceso al agua potable, involucrando también a escuelas y hospitales. En sus cervezas hay códigos QR a través de los cuales se puede conocer el impacto positivo que ha tenido en el mundo su compra y los proyectos financiados. Los usuarios también se pueden registrar en su web, crear un perfil y formar parte de esta comunidad de consumidores responsables amantes de la cerveza.
Otro ejemplo es Tony's Chocolonely. Teun van de Keuken fundó esta empresa de confitería holandesa en 2005. Van de Keuken era periodista de investigación y descubrió que la esclavitud, sobre todo infantil, sigue estando muy extendida en las plantaciones de cacao de África Occidental. Él lo llama esclavitud moderna y quiere combatirla dando buen ejemplo. Van de Keuken afirma que los ingredientes básicos de su chocolate son cinco:
1. Trazabilidad del cacao en grano (comprado siempre a cooperativas asociadas)
2. Un precio elevado (para garantizar a los agricultores una remuneración acorde con un nivel de vida digno).
3. Fortalecimiento de los agricultores y las cooperativas
4. Contratos a largo plazo (que duren al menos 5 años para que las cooperativas y los agricultores puedan invertir para mejorar)
5. Calidad y productividad (garantizadas por la motivación de los agricultores, que se mantiene alta gracias a las recompensas y a la confianza depositada en ellos).
La mejor manera de comer de forma sostenible y reducir la huella ambiental es tomar de la naturaleza lo que puede ofrecernos sin explotarla. Este es el principio en el que se basa el trabajo de James Wood, fundador de Totally Wild Food. Los recolectores de Totally Wild Food son expertos en los ecosistemas en los que trabajan y sólo recogen pequeñas cantidades de los alimentos silvestres que encuentran para permitir que las plantas vuelvan a crecer de forma natural. Esto permite comerciar con ingredientes de alta calidad sin explotar tierras de cultivo y con muy pocos recursos. Además, James Wood y su equipo imparten cursos de cocina centrados en los alimentos silvestres y su manipulación.
Otra marca extremadamente sostenible que trabaja para minimizar su huella medioambiental es Biona, que empezó hace casi 50 años como una pequeña tienda de alimentos integrales y desde entonces se ha ampliado a más de 350 productos ecológicos. Su misión es vender únicamente alimentos ecológicos lo menos procesados posible. Su sede central funciona exclusivamente con fuentes de energía renovables y más de la mitad de sus productos se producen con energía limpia. El 93% de sus envases son reciclables y todos los ingredientes se importan únicamente por tierra o mar para reducir su huella de carbono.